No es novedad, las hormonas nos gobiernan, y los nervios son su fuerza de choque.
Estamos en febrero: época de parciales adeudados y finales que ya no se pueden postergar, o sea... estamos al horno.
Las hormonas le hicieron un golpe de estado al cuerpo y mandaron a los nervios a piquetear el cerebro, cortaron las avenidas principales que llevan al sentido común e hicieron una olla popular con nuestra autoestima.
Pasillo, humo de cigarrillo, cientos de personas agolpadas, uno al ladito del otro, esperando el turno, hasta que dicen tu apellido, na sabés se es tu momento de gloria o tu próximo Waterloo. Pero eso, eso no es nada, calvario es lo que viviste las 24 horas antes: insomnio, estómagos cerrados, diarrea, temblores, soñabas con las fechas y lugares de las batallas, de esas batallas que nunca te preguntaron, pensaste esa frase matadora y justo justo de eso tampoco te preguntaron nada, sentiste sueño y náuseas, apenas almorzaste ese día por temor a lanzarle los fideos en la cara al titular. Llegaste te sentaste en la silla de los acusados, pusiste tu mejor cara y el profesor te pregunta ¿cómo anda?, ¡¿qué cómo ando?!, eso me preguntas pedazo de soberano hijo de p**a, qué cómo ando, ¡para el culo ando!, hace tres horas estoy parada, cagada de calor, escuchando cómo repasan la lección unas 15 personas a la vez, pensando qué carajo me vas a preguntar, con ganas de pillar pero sin voluntad para bajar la escalera hasta el baño, y vos cara rota me preguntás cómo ando, mal ando mal, en este momento me tiemblan los pendejos del orto, y lo peor es que te tengo que convencer de que no es así ... pero no importa te toman el final, contestas bien, de algún extraño reducto de tu cerebro -que resistió el piquete de los nervios- salen conocimientos que ni siquiera sabías que tenías, no sabés si lo leíste de la bibliografía de la cátedra o de la wikipedia, pero se lo decís igual y te hacés el ineteresante. El profesor sonríe y te da la libreta, aprobaste, lo más triste de todo, es que cuando te fuiste a dormir, te acordaste de la respuesta a esa pregunta que no sabías y te morís de la indignación, hubieses quedado como el más capo, pero no, te la acordaste tarde, dormidooooooo!!!.
Casi sin darte cuenta, los nervios se fueron, las hormonas se aburguesaron y ahora comparten los escaños de tu cerebro con la razón, que mediante un tratado de reaseguro transó con el sentido común para restaurar el orden del cuerpo, pero ojo, no te confíes, todavía te quedan más materias por dar y las fuerzas profundas siguen actuando en silencio, esperando el momento de dar su próximo golpe.
Viaje de soma is back
miércoles, 28 de febrero de 2007
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