Estamos de acuerdo, los últimos días de calor movilizan las hormonas. Cuanto albañil u obrero se cruce con una señorita intentará sorprenderla con los más floridos comentarios sobre la importancia de sus carnes. Estas, a su vez, intentarán usar toda, absolutamente toda la ropa que compraron en las liquidaciones de verano, para poder así ostentar los restos del dorado veraniego.
Esto deviene en una lucha constante por el poder de la vereda. Los sacos se aproximan hay que aprovechar a mirar, los sacos se aproximan, hay que aprovechar a mostrar. Estoy de acuerdo, completamente. Si a las mujeres les molestan los comentarios, queridas, múdense de Caballito, el auge inmobiliario le toco a su barrio. Pero seamos sensatos, una cosa es ser comprensivo y otra muy distinta es que el término “esponjoso” se pueda aplicar a alguna parte de mi cuerpo.
Cuzco. Esperando el invierno
martes, 13 de marzo de 2007
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