jueves, 31 de mayo de 2007

Economía básica

Tengo que pedirles algo mis amigos. Tengo que apelar a su imaginación. De lo contrario, no habrá manera que entiendan mi punto. Cierren los ojos (entre línea y línea solamente) y formen esas imágenes mentales, como esas que los ayudan en los momentos de soledad. Todos tenemos un sobrinito. Ese que grita justo cuando nos duele la cabeza, ese que con sus crayones dibuja sobre la cubierta de nuestro ultimo Taschen como si no saliera mas que su hígado. Ahora que ya lo visualizan, multiplíquenlo. Con doce sobrinitos me sentiré satisfecho. Se que a esta altura recordó porque no le cae bien su hermana, pero continúe por favor. Tome a sus doce sobrinitos imaginarios y ubíquelos en un espacio cerrado. Bien. Ahora dos de ellos están llorando, uno en una esquina y el otro a los gritos. Perfecto. Otros 3 ríen muy fuerte señalando al que llora en el rincón. El del rincón se orino (olvide decirlo?). Solo dos de los siete que quedan están sentados. Los cinco restantes utilizan el tiempo en su imaginación para tirar papeles mientras corren alrededor de usted. Obviamente gritando mis amigos.
Ya puede abrir los ojos.
No hay problema, tome una aspirina.
Experiencia sensible si las hay, no es cierto? La euforia parecida a la generada por esa pastilla que tomo en su última rave y el sentimiento asesino sospechosamente similar a “un día de furia”. Los entiendo mis amigos. Por eso les digo:
Las drogas son demasiado caras. Hay que aumentarle el salario a los docentes.

Cuzco

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